Técnicas para ayudarles a estudiar mejor
Uno de los grandes contratiempos que enfrentamos todos en nuestra etapa de la infancia y de la adolescencia es el estudio. Cierto es que la importancia de aprender es fundamental, pero siendo niños no razonamos tanto como para percatarnos de ella y, por lo tanto, vernos obligados a tener que estudiar materias que poco nos interesan, mientras otras “tentaciones” atraen nuestra atención mucho más.
Existen muchos motivos a la hora de determinar las consecuencias por las que nuestros hijos no rinden como deberían y presentan dificultades a la hora de estudiar. Problemas para concentrarse, falta de ímpetu e interés, distracciones, quizás, otro de los inconvenientes sea que no saben estudiar adecuadamente, etc. Como decíamos, el aprendizaje es vital para nutrir el conocimiento del funcionamiento del mundo y, es por ello por lo que, si nuestros pequeños presentan cualquiera de estos impedimentos, hay que ayudarles desde casa.
¿Queréis conocer algunas de las técnicas más eficaces que pueden facilitar la tarea del estudio a vuestros hijos? Hoy, en esta nueva entrada en nuestro blog de Psicólogos Tortosa, os las contamos.
Consejos a la hora de estudiar
Lo primero que debemos tener en mente, siempre, es que ahora mismo son nuestros hijos quienes necesitan de nuestra ayuda para estudiar. Ellos son quienes deben saber, conocer, entender y velar porque esa “tradición” se mantenga generación tras generación. Por lo tanto, por mucho o poco que lo hiciéramos nosotros en su momento, debemos tener en cuenta que esto para ellos es vital y nos toca ser su apoyo -práctico y moral- para enseñarles a aprender, de la misma forma que, haciéndolo, aprenderemos nosotros también y fortaleceremos ese vínculo que siempre os recordamos, hay que solidificar entre padres e hijos.
Además, no sólo estar ahí con ellos cuando toque ponerse manos a la obra. También, ser conscientes de las tareas del día a día, de los deberes y repasos de lección, pero, sobre todo, prestar especial atención después, cuando aparezcan los resultados y debamos analizar si precisan de más ayuda o existen otros factores que, más allá del estudio en casa, inciden en su rendimiento académico.
- Dejar listo todo el material de estudio. Es fundamental que vuestros hijos tengan a su alcance -en el lugar donde estudien- todo lo necesario. Normalmente los: “me he olvidado de…” o “necesito esto de…”, interrumpen tiempo de concentración que supone una excusa y distracción para la tarea ante la que, realmente, deben estar concentrados.
- Dividir el tiempo de estudio. No es algo que constatemos nosotros solamente, sino que lo afirman estudios científicos. Dividir el tiempo que dedicamos a estudiar y compensarlo con disfrutar de momentos de pausa sirve para potenciar los procesos de atención y de rendimiento del estudio. El tiempo óptimo que se ha estipulado no supera los treinta minutos seguidos, ya que en ese espacio temporal es cuando presentamos más facilidad para asimilar información (mejor en poco tiempo y de forma repetida).
- Proponer una unidad de estudio para cada sesión. Es decir, en relación al punto anterior, es recomendable, además de estudiar por tiempos cortos, destinar esos tiempos a un tema (o unidad de estudio) cada vez. Es mucho más sencillo organizar información relacionada entre sí e ir por partes, que estudiar todo de golpe sin entender nada.
- Mantenerles alejados de las distracciones. Procurar que el lugar donde estudien no los lleve a divagar, ni les dificulte la tarea. El ambiente debe ser el idóneo, sin ruidos y evitando poner a su alcance aparatos electrónicos que les tienten.
- Esquemas y resúmenes. Ante la idea de ponernos a estudiar, también se nos presenta un reto: más y más páginas de materia. Puede ser que, si hay mucho material, vuestros hijos se agobien. Enseñadles a hacerse esquemas, resúmenes y notas que les sirvan para estudiar mientras lo hacen y clarificar las ideas que deben comprender. Usar sus propias palabras a la hora de desarrollarlos puede ayudarles, además, a asimilar mucho mejor los conceptos.
- Explicar la lección. El viejo truco de escuela. Este tipo de repaso de lo estudiado les da la oportunidad de hablaros y contaros todo lo que ha aprendido. Padres, hermanos, abuelos… Todos pueden cooperar en esta tarea y es una técnica muy efectiva que les permite repasar, autoevaluarse y detectar las carencias.
- No dejar de practicar. Una de las formas de gravar “a fuego” aquello que queremos, en este caso, aprender, es no dejar de hacerlo. La práctica constante en el repaso de las materias, bien mediante pequeños cuestionarios orales o exámenes escritos que podemos prepararles en casa, es fundamental.
La razón principal que debe primar, tanto entre ellos como para vosotros, es la importancia que tiene el estudio, tanto para el presente como para el futuro de todos. Vivimos en una sociedad globalizada en la que conocimiento es poder, por lo tanto, saber es un must exigido.